Ella

Ella era el objeto de burla de esos chavales. La hacían saber lo que pensaban de ella con gritos, insultos, amenazas. Ella fingía que nada la importaba, fingía que era feliz; no lo era.
Cada vez era más y más fuerte la presión, poco a poco todo se hacía más y más grande. Unas palabras dañinas, una navaja en la mano, dispuesta a dejar de sufrir. Nada la haría más llorar, nada la haría mas sufrir, nunca más tendría miedo, al fin sería libre. Un último llanto antes de acabar con todo.