Sueños

Mi sueño, tenerle toda la vida a mi lado ♥

sábado, 26 de noviembre de 2011

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Dicen que el amor no entiende de edades, ni de estaturas. Dicen que el amor es ciego.
Siguiendo esa regla daría igual que Silvia Mesa, la jugadora más alta del baloncesto español estuviera con Pablo Motos. Que daría igual ser rubio que moreno, o rubia que morena. Daría igual ser más pálida de cara y cuerpo en vez de estar más bronceada, daría igual ser blanco que negro, y sin embargo hay gente racista.
Entonces tambien no deberíamos preocuparnos por ser más guapos o más feos, si el amor fuera ciego todos seríamos al fin y al cabo iguales, pero no es cierto. Siempre decimos que si uno es guapo, aquel feo, y aquella de más allá está gorda.
Que si eso fuera cierto no estaríamos las mujeres todo el día metidas en el baño, que si el pelo perfecto, la cara perfecta, obviamente sin granos, una ligera capa de maquillaje... Si somos tan quisquillosas en parte es por los hombres, que os gusta que seamos así.
Lo único que le veo sentido a que el amor sea ciego o no es que no debes estar preocupado por el qué dirán, preocupate de juntarte a una buena persona, que da igual que sea alto que bajo, que demasiado delgado que demasiado gordo, deja de preocuparte por bobadas.
Preocupate de quererle, no le pierdas.

No me importa lo que diga la gente-

Mucha gente llega a opinar que el amor es una enfermedad, que estar con alguien y quererlo no es una forma de vida saludable, que llega a haber gente que no respeta límites y que por amor acabe en un hospital.
O gente que le ponga tantos límites a su corazón y a sus sentimientos que parezca que ni siquiera pueda sentir algo, que parezca que tiene todo recogido dentro de una pequeña cajita.
Enamórate, pero de una forma sana, a sí que come las verduras que hagan falta, pero no dejes de querer.

Necesitaba que supieras que eres todo para mi-

Mira tus ojos, já

brilla una estrella-

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-Conectate, conectate, conectate..
Él se ha conectado. Abres su ventana de conversación, sonríes al ver su foto de perfil en pequeñito al lado de la barra de tareas. La abres, y la minimizas. No la quitas del todo, la dejas ahí, a la espera de ver ese circulo verde con un 1 en medio, señal de que esa persona te ha hablado. Esperas. Cambias tu estado, tu tablón lo actualizas cada 2 minutos, te etiquetas en 5 fotos, te unes a 10 páginas y empiezas a ponerle comentarios a todos sin razón, simplemente para que, cuando él le de a actualizar, te vea, vea que estás conectada. Tus visitas suben como la espuma, está claro que estás la primera. Continúas con estos cambios, abandonando a los demás que sí que tienen tiempo para hablarte. Cierras su ventana, indignada. Pero bajas la lista del chat hasta su nombre, observando si sigue ahí. Hasta que no puedes más y la vuelves a abrir, a la espera de si eso consigue algo. Nada. Los demás siguen hablando, impacientes. No respondes, no tienes ganas. Sólo lo esperas a él. Es la una de la mañana, estás cansada, mañana madrugas, pero no te vas, porque él sigue conectado, y aún tienes la triste esperanza de que te hable. Entonces se te ocurre la estúpida idea de que quizás se lo ha dejado encendido y en realidad no está. Esa idea te acompaña el cuarto de hora siguiente, con 4 estados, 15 tablones, 30 páginas y 25 comentarios nuevos. Esa idea es lo único que te mantiene despierta. Le das a actualizar la página, él aparece el primero. Ha cambiado el estado. Le ha comentado una zorra. Él ha respondido. Está. Está, hablando con otra. Está, pero no para ti. Entonces cambias radicalmente de pensamiento.
-Desconectate, desconectate, desconectate.. si no vas a hablar conmigo, tampoco con ella.
Y deseas con todas tus fuerzas que se vaya, para que paren de hablar. Y cierras su ventana, pero sigue la lista bajada en su nombre. El número de conectados baja. Miras. Se ha ido. Se ha ido él. Y de repente, te arrepientes.
-Vuelve, vuelve, vuelve..
Y cuando le estás dando a apagar, aún con su nombre en el chat, vuelve. Cierras la pantalla de apagar del tuenti. Vuelves a actualizar. Quizás la puta esa ya se ha ido y pueda hablar contigo. Pasa el rato y sigue ahí, sin hablar. Y al rato se vuelve a ir, y esta vez no vuelve.

Eres mi único sueño por cumplir-